No muy lejos de allí se alza imponente el majestuoso Castillo de San Felipe de Barajas, la Iglesia de San Pedro Claver, el Parque del Centenario, el Muelle de los Pegasos o la Puerta del Reloj que véis en imagen y que en tiempos coloniales servía como acceso principal para la ciudad. Sí, subimos al bus y dejamos atrás una ciudad bella que no olvidaré fácilmente. Este país tiene una personalidad propia dentro de Latinoamérica pero hace que me sienta cada vez más cerca de casa.